Hasta los 3-4 años es muy difícil hacer una medida queratométrica exacta, la córnea es más curva y se necesitan LC con radios bajos. Además, el ojo es pequeño y las hendiduras palpebrales estrechas, por lo que tendremos que adaptar lentes de pequeño diámetro. El espesor de las lentes de afaquia es elevado debido a los altos poderes positivos (hasta más de 30 dioptrías). En este grupo de niños las lentes de elección son, en primer lugar, las hidrofílicas de alto contenido en agua y, como segunda opción, las lentes de silicona.
Cuando hay afaquia al niño pequeño debemos corregirlo con lentes muy positivas porque su área de interés está en los objetos cercanos. Algunos autores proponen como guía de orientación, una corrección de +34 dioptrías a las 6 semanas de edad, reduciéndose a +28 dioptrías a los 6 meses y a +24 dioptrías al año. En las LC hidrofílicas proponen el primer radio de elección de 7’00 mm en el niño de 6 semanas de edad, 7’20 mm para un niño de 4 meses, 7’30 mm a los 6 meses y 7’60 mm al año. El diámetro de la lente será de 12 mm a las 6 semanas, 12’50 mm a los 6 meses y 13’00 mm al año, la más utilizada en afaquia pediátrica es la lente Silsoft.
En la anisometropía la corrección óptica de elección son las lentes de contacto, rígidas o hidrofílicas, en los niños menores de 8 años tenemos que tratar la ambliopía con pautas de oclusión.
Un niño pequeño con grado bajo o medio de miopía no necesita LC para el desarrollo de su visión y el riesgo de las dificultades del porte de la lente posiblemente no justifica su uso. En niños con miopías congénitas de alta graduación las LC mejoran la imagen retiniana y la visión periférica limitada por la gafa, que afecta de manera negativa al desarrollo de la destreza visual motora y perceptiva. La lente hidrofílica de alta hidratación es la más indicada. En estos casos la colaboración de los padres y del niño es fundamental, influenciada por el desarrollo integral del niño y la mejora cosmética con LC.
Los niños con una hipermetropía de 6’00 a 8’00 dioptrías necesitan tratamiento óptico lo más precozmente posible para prevenir el desarrollo de una ambliopía refractiva y trastornos acomodativos. Los grados moderados de hipermetropía, de 3’00 a 6’00 dioptrías también pueden desarrollar una esotropía.
Los astigmatismos altos pueden generar en niños ambliopías profundas, sobre todo en ametropías unilaterales. Cuando no es posible la corrección con gafas debido a la diferencia de refracción entre ambos ojos, el tratamiento óptico con LC aporta una alternativa de corrección. En el astigmatismo bilateral también podemos adaptar LC hidrogel tóricas, lentes rígidas permeables al gas o lentes híbridas SoftPerm. La superficie corneal irregular se neutraliza con LC rígidas esféricas. En niños pequeños es difícil adaptar lentes rígidas, por lo que podemos utilizar la lente SoftPerm. Esta lente aporta la misma agudeza visual, mejor centrado y tolerancia, menos pérdidas y posibilidad de vida normal del niño. En niños menores de 8 años debemos realizar terapia oclusiva en el ojo contralateral para evitar la ambliopía.
Dificultades en la adaptación
La topografía y la fisiología corneal del niño difieren de la del
adulto. La longitud del globo ocular es de 17 mm aproximadamente y en el adulto de 24 mm.
La media del diámetro corneal al nacimiento es de 10 mm, pero a los dos años ya ha
crecido a 11’7 mm, que es casi el tamaño del adulto. El radio corneal es de
alrededor de 7’1 mm, que se aplana gradualmente con el crecimiento, aunque algunos
autores han sugerido que el radio corneal al nacimiento puede ser algo más plano. A
los dos años de edad todavía la córnea es más curva que la media del adulto, 7’80
mm.
La fisiología corneal es similar a la del adulto excepto que hay un
mayor número de células endoteliales. Esto puede justificar la capacidad de la córnea
del niño de recuperarse rápidamente ante una reacción hipóxica. La configuración y la
tensión palpebral del niño, con hendiduras más estrechas, también difieren del adulto.
Estas diferencias anatómicas hacen necesario el empleo de diseños
especiales para las LC en niños menores de 2 años. Esto limita la elección de la lente
en contactología pediátrica con respecto a una adaptación en el adulto. Las LC
desechables y de reemplazo frecuente, que usamos habitualmente, no contemplan ni estos
diseños (radios y diámetros más pequeños) ni las potencias extremas habituales en la
infancia.
Hay otras dificultades para el tratamiento óptico con LC debido a que
generalmente el niño las rechaza, por eso es de gran importancia la colaboración de los
padres. La respuesta del niño al llorar es un blefarospasmo intenso que dificulta la
inserción y retirada de la lente. Los distintos grupos de edades requieren un manejo
diferente para la adaptación, los niños menores de 2 años son más dóciles para tratar
que el grupo de edad de 2 a 5 años. Los niños en edad escolar motivados son los
candidatos ideales, mientras que aquellos que están condicionados por sus padres son los
que menos colaboran. Con frecuencia es necesario el empleo de anestesia local en las
primeras adaptaciones.
Otro aspecto a considerar es que durante los primeros años es difícil
hacer la refracción del niño y casi imposible realizar una medida queratométrica. Esto
nos obliga a realizar adaptaciones por ensayo y error. También nos encontramos con la
dificultad de valorar la adaptación óptima de la lente (centrado y movilidad). A partir
de los 5 años ya se pueden hacer las medidas necesarias con buena colaboración,
facilitándose no solo la adaptación sino también la valoración de la respuesta visual
a la corrección óptica.
Referencias: http://www.oftalmo.com/publicaciones/lentes/cap22.htm